Kairós
Si
algo tenían los griegos y los romanos, además de unas fiestas apoteósicas, era
un dios para cada situación.
Esta
semana, terminando de leer la autobiografía de la canciller Ángela Merkel, caí
en la figura del dios griego Kairós, el dios de los momentos oportunos o, lo
que ella defendía como política democristiana e hija de un pastor protestante que es, el
momento de Dios.
Kairós
está representado como un hombre con alas que tiene la nuca rapada, porque nadie
a quien adelante podrá agarrarlo por la espalda, y el pelo le cae sobre la frente, para que el que lo encuentre cuando le pase por delante lo agarre con fuerza
y no se le escape.
Es
el dios imparable al que ni siquiera Zeus puede hacerle frente cuando se presenta
en el preciso momento de hacerlo. El don de la oportunidad.
Entonces
comprendí que quizá hay cosas que no dependen tanto del valor, como del momento
oportuno. Que hay decisiones que planeamos y aplazamos para una fecha concreta,
quizá tras la vuelta de un viaje, mientras Kairós pasa justo frente a nosotros.
Y quizá, en ese instante, lo que Kairós intenta susurrarnos es que el momento
es ahora.
Piensa, razona, siente y actúa. Reserva tu tiempo para lo importante y para quien lo valore; para quien quiera formar parte de tu vida.
Así que coge al maldito Kairós y agárralo de la puñetera melena.