Rebeldes con causa

No hay nada más fuerte que alguien que ha sanado en soledad. Esas personas han conversado tantas veces consigo mismas que ya nada ni nadie puede destruirlas. Son almas solitarias que han cerrado su círculo porque valoran más la calidad que la cantidad. Y, si alguna vez conoces a alguien así, no intentes hacerle daño: solo conseguirás que te enseñe cómo se juega.

Estas son las personas que uno debe cuidar, porque son leales. ¿Sabes? Cuando te dan su amistad, su amor o lo que sea, te lo entregan de verdad. Lo hacen porque quieren, no porque necesiten compañía. Por eso estarán en las buenas, en las malas y en cualquier lugar donde haga falta.

Esa exclusividad, hoy en día, prácticamente ha desaparecido.

Antes los rebeldes eran quienes rompían las normas. Hoy, en cambio, la verdadera rebeldía consiste en mantenerse fiel a uno mismo, incluso cuando el mundo empuja en otra dirección. Y cuando luchas por seguir siendo quien eres, inevitablemente miras atrás para reconocer a esa versión de ti que lo dio todo, que vivió, que siguió adelante sin que nadie le dijera cómo, y que logró llegar justo donde quería estar.

Nadie nos enseña a vivir. Solo nosotros sabemos si el camino que recorremos es el correcto. Y tengo la profunda sensación de que este es, sin duda, el camino a recorrer.