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Kairós

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Si algo tenían los griegos y los romanos, además de unas fiestas apoteósicas, era un dios para cada situación. Esta semana, terminando de leer la autobiografía de la canciller Ángela Merkel, caí en la figura del dios griego Kairós, el dios de los momentos oportunos o, lo que ella defendía como política democristiana e hija de un pastor protestante que es, el momento de Dios. Kairós está representado como un hombre con alas que tiene la nuca rapada, porque nadie a quien adelante podrá agarrarlo por la espalda, y el pelo le cae sobre la frente, para que el que lo encuentre cuando le pase por delante lo agarre con fuerza y no se le escape. Es el dios imparable al que ni siquiera Zeus puede hacerle frente cuando se presenta en el preciso momento de hacerlo. El don de la oportunidad. Entonces comprendí que quizá hay cosas que no dependen tanto del valor, como del momento oportuno. Que hay decisiones que planeamos y aplazamos para una fecha concreta, quizá tras la vuelta de un viaje,...

Kanagawa

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Es curioso cómo la vida se encarga, casi sin que lo notes, de apartar a las personas con las que ya no compartes nada. Aunque en su momento fueran parte de historias que bien podrían llenar un libro. Lo sorprendente llega cuando te cruzas con ellas en la calle y, aun teniendo la misma cara de siempre, son incapaces de reconocerte. Te miran, pero no te ven; como si fueras alguien familiar y a la vez un completo extraño. No, no se trata solo de borrar a gente de las redes sociales o de limpiar la agenda del teléfono para quedarte con lo esencial. Es algo más profundo: dejar de invertir energía en quienes ya no aportan nada; en quienes permanecen anclados en un modo de vivir que ya no encaja contigo. Hay etapas que la propia vida cierra de manera natural, y aquellas que permanecen abiertas lo hacen porque todavía guardan un camino que, tarde o temprano, tendrás que recorrer. Como dijo Samsagaz “el Bravo”: los protagonistas de las historias se rendirían si quisieran, pero no lo hac...

V de Vendetta

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Hacía tiempo que no veía esta película hasta que, terminado el maratón de los primeros capítulos de Miércoles en Netflix, me salió en recomendaciones.  Con el tiempo aprendes a identificar algunas cosas en libros o en películas que años atrás no podías ver ni aunque los tuvieras delante: La transformación de Evey Hammond sobre cómo pierde el miedo, lo profundo que es el mensaje de la carta de Valerie Page, o incluso lo parecido que resulta el mensaje de algún partido de color verde español con el del todopoderoso Líder que, con la excusa de la seguridad, pretende coartar derechos y libertades. Aunque el protagonista del cómic hecho película sea claramente anarquista, siempre ha existido un mensaje en defensa de la libertad del individuo que, como liberal convencido, no me deja indiferente. Pero en esta ocasión, después de años sin ver V de Vendetta, el mensaje que más me ha calado es el del centímetro que Valerie define en su carta: Solo les había dicho la verdad, ¿tan egoí...

Supernova

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Hay canciones que surgen en medio del momento más inesperado y que parece que te están haciendo una radiografía. Momentos en los que mantienes la mirada baja para calmar el corazón, porque si la levantas, te encuentras con destellos en las pupilas que barren con la fuerza de una supernova. Y ya he perdido la cuenta de las veces en las que no salen las palabras.

Pollos

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Hoy vamos a hablar de pollos. Y no, este post no va sobre el pollo que cuesta 30€ el medio gramo. Si metiéramos en un horno un pollo a 480 ºC durante una hora y, en el horno de al lado, un pollo a 150 ºC durante tres horas, tendríamos dos pollos cocinados, sí. Pero de diferente forma. El pollo que ha estado una hora a altas temperaturas para que pudiéramos comer cuanto antes, está más quemado que el queso de los bordes de un sanjacobo. En cambio, el que se ha pasado las tres horas de cocción a temperatura sostenida está doradito por fuera y tierno por dentro. Porque el crecimiento de verdad, el que transforma a las personas, es como cocinar un pollo en el horno durante tres horas a 150 ºC. No se trata de hacerlo rápido, ni de ser el primero o el más capaz; se trata de interiorizar todo el proceso. De vivir con paciencia, estrategia y constancia. Vivimos en un mundo alimentado por la tecnología en el que todo tiene que ser para ya, en el que, si no eres productivo, no vales; don...

Paladín del Monte Ordalía

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En todo ser vivo existe un enfrentamiento perpetuo entre la Luz y la Oscuridad. Es parte de la armonía universal para mantener un equilibrio, tal y como defendía el selenita FuSoYa. Que no necesariamente tienes que ser un escudero, un mago, un ladrón o un caballero. Quizás, ni siquiera tengas que ser el villano. Somos la perpetua batalla que representan el Ying y el Yang en busca del equilibrio; la lucha contra esa parte interna de la que repudiamos y a la que hemos decidido hacer frente con dolor y sacrificio para buscar una mejor versión. Hasta que llega un momento, realmente un momento que desconoces cuál va a ser, en el que asumes, y vences. Que te das cuenta de que tienes penumbra y claridad en el corazón, y te has convertido en la persona que te hubiera protegido cuando eras un niño. Y eso es lo más poderoso que podrías tener; el haberte convertido en tu propio héroe y ser el dueño de tu destino. El paladín del Monte Ordalía

Tempus Alba

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El tiempo lo arrastra todo. Una de las reflexiones que más repiten tanto Séneca como Marco Aurelio es que la vida se nos pasa en un suspiro y con ello, todo lo demás. Que el tiempo arrastra los sueños y las ilusiones si no se cultivan día a día y se trabaja por lograrlos. Que se lleva a quienes más nos importan en la vorágine de la semana hasta que, cuando llega el momento, nosotros somos los siguientes. Pero el tiempo no es capaz de llevárselo todo. En el epílogo del Final Fantasy III, tras destruir a Nube de Oscuridad, reza la frase: Lo que nunca se llevará el tiempo serán los recuerdos y la lucha con la que la vida se abre camino. Porque esa es la forma que tenemos de seguir abriendo camino. La lucha por mantener vivo un haz de luz que todo lo ilumina, convirtiendo en real la esperanza. El fulgor del primer destello de un nuevo amanecer en el horizonte. Y ha comenzado a despuntar el alba.

Chaos

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Honra el caos; porque cuando las cosas fluyan a tu favor, entenderás el porqué de muchas cosas. Honra el desorden, las turbulencias y el mar embravecido, porque cuando tomas la decisión de navegar a la deriva del propio destino, terminas surcando impasible ante los arrecifes en los que otros naufragaron. Que un camino fácil acaba por convertirse en una decisión difícil, y que los caminos difíciles desembocan en decisiones sencillas. Como dice un sabio como es Michael Caine: lo más difícil de hacer y lo correcto suelen ser lo mismo. Nada que valga la pena es fácil. No, la fortaleza no es dureza. La fortaleza nace de la calma, no de la rigidez. De trabajar en mantener la impasibilidad mientras todo se desmorona y el Caos se adueña de todo. Porque la energía ni se crea, ni se destruye; transforma. Y uno sólo entiende el sentido del orden después de dejar que la entropía se aleje del cero.

Salmo 18

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Adiestraste en la paciencia y eso dio fortaleza. Hiciste pasar hambre y sed. Obligaste a experimentar lo que era la noche más oscura y la luz más cegadora. Forzaste hasta límites que desconocías… y los llevaste hasta más allá de lo que jamás habría imaginado haciendo que el cuerpo se llenara de cientos de cicatrices y se endureciera la piel. Golpeaste donde más dolía y con quien apenas conocía para moldearme. Me enderezaste como se hace con los árboles recien plantados para alcanzar los rayos del sol. Obligaste a creer en lo que hay debajo de la carne y a decidir si estabas dispuesto a pagar el precio que se paga para descubrirlo. De hecho, recuerdo perfectamente el día en el que decidí pagarlo; esa  luz de conciencia en medio de la oscuridad que dijo: Si lo quieres, cambia. Gracias por todo por lo que he pasado; por hacerme creer de nuevo en uno mismo. Por recuperar la fe en la Santísima Trinidad de la cabeza, el corazón y el espíritu. Como dijo el sabio de Einstein: Dios no j...

Epostracismo

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Hay una frase muy cierta que es: Cuanto más tienes, más quieres tener. Cuenta la leyenda que Crates de Tebas, miembro de una familia acaudalada y heredero de una enorme fortuna, vendió todo cuanto poseía y se llevó las ganancias al puerto, donde las arrojó al mar. Acto seguido dijo la famosa frase de “Crates libera a Crates de Tebas”. No. El dinero no lo es todo, ni siquiera una posición social. Lo demostró Siddhartha, del nobel de literatura Hermann Hesse, con el que aprendes la importancia de ser la piedra que se hunde en el río; la piedra que cae al fondo del río arrastrada por la fuerza de su meta. El agua estancada se evapora y se muere. Como le dijo Séneca a Nerón:  Tu poder radica en mi miedo; ya no te tengo miedo, tú ya no tienes poder. Porque la libertad de elección de uno mismo, y sobre uno mismo, es el mayor patrimonio que uno puede atesorar.