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Hogar

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Cuando te largas fuera es cuando de verdad aprendes a medir las ausencias. Lejos de todo, descubres qué es lo que pesa, qué es lo que falta y qué es lo que, sin saberlo, te sostenía. Es al volver cuando lo entiendes del todo: puede que afuera estés a cinco grados con un frío de mil demonios, que el viento corte la cara o que el invierno se empeñe en quedarse, pero al cruzar la puerta de casa, hay un calor distinto; uno que no marcan los termómetros y que no existe en ningún otro lugar. Es el calor del auténtico hogar, el que se mete bajo la piel y te recuerda quién eres. Los de esta parte del mundo siempre hemos llevado una canción icónica por bandera. Tal vez hoy la sienta más mía que nunca, porque resume lo que somos y de dónde venimos. Da igual adónde me lleve la vida, los caminos que tome o los horizontes que se abran: sé que aquí nací y aquí quiero quedarme; aquí está mi hogar, donde se acaba el mar. Justo donde se acaba el mar y empieza todo lo demás. Hogar, dulce hogar.

Banco de herramientas

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En la simbología todo tiene un porqué y una razón de ser; hay lenguajes enteros construidos a partir de dibujos. Al final, ¿qué es una letra sino un trazo al que hemos otorgado un significado? Algunos símbolos pesan más para unas personas que para otras. Una cruz no representa lo mismo para un cristiano occidental que para un budista o un musulmán. Somos nosotros quienes concedemos a los símbolos el poder que tienen. Hay símbolos que nos recuerdan a personas que fueron importantes a lo largo de nuestra vida y que, aunque ya no estén, siguen acompañándonos. Personas que sentaron en nosotros las bases sobre las que hoy nos sostenemos no con pies de barro, sino con cimientos de hormigón armado. Hace muchos años, hubo un hombre que, en su banco de herramientas, me desmontó un carburador para enseñarme sus tripas, abrió rodamientos para darme las bolas con las que jugaba a las canicas y puso una peonza girando sobre la palma de mi mano. Donde quiera que esté ahora, allá arriba, dise...

Mar de fondo

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Todo camino llega, inevitablemente, a su fin. Y quizá sea así porque solo cerrando una etapa podemos atrevernos a iniciar otra. Cuando hay mar de fondo, el océano devuelve a la orilla aquello que guarda en sus entrañas: algas, troncos, restos de naufragios y también toda la basura que el ser humano ha arrojado a sus aguas. El mar se limpia a sí mismo expulsando lo que le sobra, lo que no le pertenece. Quizá, del mismo modo, nosotros debamos aprender a dejar que salga a la superficie aquello que nos pesa. Como diría Théoden: Si este es nuestro final, haré que rubriquen uno que permanezca en las memorias. Porque, en el fondo, lo que verdaderamente importa no es el desenlace, sino el sentido que damos a cada paso.  Importa el propósito de nuestros actos, la razón por la que luchamos y aquello que, con esa lucha, tratamos de proteger.

Canción

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 Si sigues el ritmo de la otra persona, eso es porque te importa. Malditas letras de canciones.

Lucifer

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Cuando crecemos, cambiamos. Pero también cambian nuestros demonios. No somos los únicos capaces de subir de nivel. Al cerrar heridas que llevaban años abiertas y al esforzarnos por evitar que otras nuevas se abran, es inevitable hacer balance de esas cicatrices que, aun curadas, forman parte de nuestra identidad. Nuestros demonios forman parte de nosotros: de nuestro carácter, de nuestro espíritu, de nuestra realidad. Y cuando te das cuenta de esto, cuando cambias el escenario y la perspectiva, también cambia la manera de mirar el mundo. Dejas de mirar solo alrededor y empiezas a mirar hacia arriba y hacia abajo; pasas del 2D al 3D. He aprendido que a los demonios que habitan en nuestro interior no hay que someterlos, ni encerrarlos, ni mucho menos enterrarlos en lo más profundo de nuestro ser y tirar la llave. Necesariamente tienen que caminar a nuestro lado. Ese es el arte: cederle el turno de juego para que haga su trabajo, y guiñarle un ojo cuando termina antes de que regrese a su ...

Amon Hen

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Nunca sabemos realmente la fortaleza de nuestros ideales hasta que los llevamos al límite; hasta que caminamos por el filo de la navaja intentando equilibrar nuestra vida con nuestras pasiones, ilusiones y sueños. Hay momentos en los que el día a día se complica; en los que el trabajo parece salirse de las manos, las horas no alcanzan y, fuera, una tormenta de mil demonios nos hace preguntarnos: ¿cómo voy a ir a entrenar caminando hasta el pueblo de al lado con lo que está cayendo? Y es que, como cuando la Compañía del Anillo se rompió en Amon Hen, cerca de la cascada de Rauros, y cada uno continuó su camino luchando por su cuenta. Pero, ya sea en la distancia o en la cercanía, aquellos lazos formados por una causa que merecía la pena encontraron la manera de reencontrarse con el tiempo. No es la distancia lo que provoca el olvido mientras existan ideales en el corazón que nos impulsen a seguir adelante. Y hay causas que nos terminan acompañando allá a donde vayamos.

Rebeldes con causa

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No hay nada más fuerte que alguien que ha sanado en soledad. Esas personas han conversado tantas veces consigo mismas que ya nada ni nadie puede destruirlas. Son almas solitarias que han cerrado su círculo porque valoran más la calidad que la cantidad. Y, si alguna vez conoces a alguien así, no intentes hacerle daño: solo conseguirás que te enseñe cómo se juega. Estas son las personas que uno debe cuidar, porque son leales. ¿Sabes? Cuando te dan su amistad, su amor o lo que sea, te lo entregan de verdad. Lo hacen porque quieren, no porque necesiten compañía. Por eso estarán en las buenas, en las malas y en cualquier lugar donde haga falta. Esa exclusividad, hoy en día, prácticamente ha desaparecido. Antes los rebeldes eran quienes rompían las normas. Hoy, en cambio, la verdadera rebeldía consiste en mantenerse fiel a uno mismo, incluso cuando el mundo empuja en otra dirección. Y cuando luchas por seguir siendo quien eres, inevitablemente miras atrás para reconocer a esa versión d...

Disciplina

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Para los estoicos clásicos, la disciplina, junto con la justicia, el carácter y la sabiduría, era una de las cuatro principales características que tendría que tener el hombre. Y es que se dice que fallar en los pequeños actos es el preludio de la traición en los grandes. Que cada concesión que realizamos, por mínima que parezca, es una erosión diminuta en la piedra que permitirá la aparición de una grieta. Y ya se sabe. Después de una grieta, se viene abajo el muro entero. La disciplina no es algo que nazca de una orden o de un decreto; no es un ordeno y mando. La disciplina se cultiva día a día y con el tiempo; con la firmeza del carácter y la constancia. Es la aplicación práctica de la palabra dada, pero sin un valor ilimitado. Porque si algo aprendes es que incluso el juramento más solemne depende de lo justa que sea esa causa, y ninguna promesa puede sostenerse si una de las partes no decide llevarla a cabo. No existe pasión descontrolada que no aprenda a doblegarse ante la ...

Amor fati

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Hay momentos en los que la vida da tantas vueltas que puedes encontrarte en un mismo sitio, varios años después, y cuando echas la vista atrás, llevarte las manos a la cabeza. ¡La de cosas que hemos vivido! Existe una de esas máximas latinas que podría definir muy bien lo que se puede crecer en ese tiempo, aunque el lugar siga siendo el mismo y sin apenas cambios; aunque en 2011 el escenario acogiera un concierto de Katty Perry dentro de su gira California Dreams Tour y ahora sea la obra de Broadway de “The Phantom of the Opera”. Amor fati es una expresión latina que significa "amor al destino" y representa la aceptación de todos los eventos de la vida, tanto buenos como malos, como algo necesario y valioso. Friedrich Nietzsche fue un crack sobre la aplicación de este término. Porque con el tiempo aprendes a aceptar el destino como venga porque, si viene, es que estás preparado para hacerle frente. La vida no te pondrá algo delante de lo que no fueras capaz de aprender ...

Karma futuro

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Recientemente, un colega que he hecho en estas tierras allende los mares me recomendó escuchar las clases de la profesora y filósofa brasileña Lúcia Helena Galvão. Nunca he sido mucho de podcasts, pero algo tenía que hacer en los 40 minutos de ida hasta el gimnasio a pie, y otros tantos de vuelta. Además de disfrutar de los dorados rayos del sol a lo largo de todo el paseo marítimo. Así que la puse en el Spotify, y el  caso es que la recomiendo profundamente. Para esta profesora, en base a la filosofía oriental, el karma futuro es que si no te comprometes a crecer como debes, a aprender de los errores que has cometido, a encontrar la paz que te permite conectar con tu entorno y con tu yo interior, vas a faltar a un compromiso con el futuro. Habrá alguien o algo esperando por ti para que desencadenes una reacción o sentimiento, y si no llegas a tiempo, eso no sucederá. El resultado de las acciones y decisiones que tomamos en el presente viene de quienes hemos sido en el pasado. ...